LAS MUCHAS FORMAS PARA LA SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS

Por estos días he venido reflexionando mucho sobre el asunto de la solución de los conflictos. Pasa que Alena y Amelia, están asistiendo a su primera temporada en el Colegio Montessori de Popayán, lo que ha resultado una gran aventura para todos. Junto con la flaca hemos tratado de disponer todas las cosas para este nuevo comienzo en sus vidas. Además de estar adaptándonos a una nueva ciudad y de extrañar lo que se ha dejado, las circunstancias han venido en equilibrio con las nuevas experiencias que la ciudad nos ofrece.

Así que a pocas semanas de haber iniciado el curso de las clases, Alena me cuenta que hay un compañerito que algunas veces la molesta. Por lo que menciona, el niño está aprendiendo a entender los límites con el cuerpo de los otros; algunas veces la empuja.
Cuando le sugerí casi automáticamente que le contara a la guía de su clase (la referee), me recordó que en el colegio la invitación es ‘a que ellos mismos puedan resolver sus propios problemas’.

Por tanto la situación me deja pensando largo tiempo y después de hacer varias bromas sobre la forma de abordar o solucionar el conflicto y recurriendo al cine como siempre lo hago, recordé el cortometraje realizado por Abbas Kiarostami en el año 1975, en el cual el cineasta iraní genera una gran reflexión sobre el origen de las disputas; causadas por problemas no solucionados. El cortometraje encargado por el Centro para el Desarrollo Intelectual de Niños y Adolescentes de Irán “DOS SOLUCIONES PARA UN CONFLICTO”, nos revela mediante una situación cotidiana y universal; las premisas que establecen los conflictos desde el inicio de los tiempos y las dinámicas que le dan continuidad.

La historia va sobre Dara y Nader que son amigos. Dara toma un libro prestado de Nader, Dara le devuelve el libro dañado a Nader  quien al ver su libro roto, genera el detonante donde se quiebra el relato. Es allí donde el autor nos propone una narrativa con dos algoritmos: En el primero, Nader al ver su libro dañado también rompe el libro de Dara, seguidamente Nader rompe su lápiz, Dara reacciona rompiendo el bolso de Nader quien termina de romper su libro hasta acabar revolcándose en el piso. En el segundo algoritmo, vemos la narrativa encausada a partir de una solución práctica, Nader le arregla el libro a Dara y los dos continúan siendo grandes amigos.
De esta forma Kiarostami expone mediante esta pieza magistral audiovisual simple y oportuna, “Dos soluciones para un conflicto”; pero a su vez, desde la mirada infantil, nos propone una cierta premisa pragmática para la resolución de las diferencias humanas; reparar lo que está roto.

Tras varias conversaciones con Alena y al ver su insistente necesidad de buscar una solución, resuelvo por decirle que no es fácil solucionar un conflicto. Que al día de hoy, los seres humanos no hemos logrado aprender del todo a hacerlo. Puesto que de ser lo contrario, no habría guerra en Ucrania ni conflicto armado en nuestro país; por ejemplo.
Hablamos entonces de los grandes conflictos de la humanidad, de las guerras mundiales y la guerra fría que dieron lugar a soluciones diplomáticas mediante los tratados de Versalles, de París y el pacto de Varsovia; acuerdos que fueron omitidos. Hablamos de promesas incumplidas y de tratos rotos, de como eso embota nuestra relación con los otros y la misión de ser más humanos y más felices. En síntesis, le dije que no podía yo darle el consejo mas sabio por que al día de hoy; los adultos tampoco es que sepamos muy bien el arte de conciliar y de resolver nuestras diferencias.
De ahí que era esa, una misión suya en la vida intentar  buscar la manera mas favorable para todos de resolver desacuerdos; pensando en que cada uno obtuviera algo favorable (una compensación, una reparación, un aprendizaje). Que solo en caso de no poder conciliar acuerdo alguno, en últimas lograra la manera más conveniente para ella misma, pensando en la necesidad de estar en paz consigo  para poder estarlo así con los demás.

¿Cómo resolverías tú esta situación si fueras niño o si fueras padre/madre?

Autor: Carlos J. Matus Ariza

Deja una respuesta